La Comida y las Emociones
Entre las emociones y la comida existe un vínculo complejo, tanto es así que es común referirse al intestino denominándolo el segundo cerebro, ya que todo lo que se ingiere puede influir en las emociones y a la misma vez la nutrición puede condicionar el estado de ánimo.
Pero sí se quiere tener una alimentación saludable es preciso que se sepa establecer una buena relación entre la comida y las emociones, para esto hay que conocer qué emociones afectan la dieta y cómo tener un régimen alimenticio saludable puede ayudar a mejorar la calidad de vida.
¿Qué es el hambre emocional?
El hambre emocional ¿de qué se trata? Es una sensación que genera ganas de comer de forma incontrolada. Este trastorno alimentario es consecuencias de los conflictos emocionales, que al no resolverlos de manera correcta afectan el estado natural de la persona.
Este sentimiento aparece de forma repentina e impulsiva, pero no es una necesidad real. Hace creer que se debe comer para satisfacer ‘algo’ y eso es un problema emocional que no ha sido resuelto de manera eficaz.
Relación entre la comida y las emociones
¿Cómo se vinculan las emociones y la comida? Una de las formas es la alteración de la flora intestinal. El estrés libera hormonas que afectan la microbiota influyendo de manera directa en sus emociones, por ejemplo, genera sentimientos de culpa por no saber controlar las ganas de comer.
La serotonina que es el neurotransmisor relacionado con el estado de ánimo, se produce un 95% en el intestino y es lo que regula el apetito, da tranquilidad y facilita el sueño. Para obtener una relación equilibrada entre alimentos y emociones, hay que saber que la comida no soluciona los problemas.
La ausencia de serotonina provoca emociones negativas, por lo tanto, los alimentos ricos en triptófano, que es un aminoácido que libera serotonina, cuando se ingieren pueden actuar como antidepresivos naturales.
Si una persona no sabe cómo gestionar sus emociones podría parar en obesidad o sobrepeso. Al sentirse angustiado, estresado o triste es importante que no cubra estos sentimientos con la comida, más bien puede aprovecharlos para realizar actividades que sean más saludables.
Según muchos expertos, la mejor forma de controlar las emociones es con el consumo de cereales. Estos son ricos en Vitamina B que favorece el sistema nervioso. También son capaces de disminuir la ansiedad y de mejorar la actitud que se tiene frente a los problemas.
Emociones que afectan tu dieta
Para lograr el control total de los estímulos y que estos no incidan de forma negativa en la nutrición, se debe evitar dejarse llevar por el sentimentalismo para comer de forma impulsiva y también hay que contrarrestar los sentimientos de culpa si se accede a ingerir ciertos alimentos.
El lastre de la image
Una de las principales causas de trastornos alimenticios es el descontento con el aspecto físico. Muchas personas acceden a dietas estrictas para bajar algunos kilos y cuando lo alcanzan no encuentran la satisfacción y vuelven a subir de peso.
Este círculo vicioso sucede debido a que hay un problema emocional de fondo que no ha sido resuelto, por lo tanto, se le dificulta tomar conciencia con el fin de llevar una alimentación sana. Además, ocasiona que las personas se conviertan en comedores compulsivos.
Sentimientos de culpa
Estos surgen cuando se establecen límites y restricciones exageradas, por eso si se consume algo que se considera un exceso el individuo suele sentirse muy mal. Por ejemplo, muchas personas excluyen por completo la carne, los huevos, azúcares, lácteos y el pan.
Aunque estos alimentos en cantidades excesivas pueden causar daños, no se deben evitar del todo, ya que son consideradas comidas básicas muy necesarias. La evasión de dichos productos puede ocultar un malestar social.
Curiosidad y Alegría
Lo ideal es que la acción de comer se vincule con emociones positivas. Una manera de fomentarlas es estableciendo una conexión con las necesidades del organismo. Hay que disminuir la ansiedad dando atención a los mensajes que transmite el cuerpo.
Se debe ingerir alimentos a la hora que el organismo lo pida y en proporciones necesarias. Cuando se deja la obsesión por la imagen o el aspecto y también se evita comer por impulsos ansiosos, se da paso al equilibrio emocional y el organismo consigue autorregularse con éxito.
Sensaciones para disfrutar
Enfocarse en lo que trae gran satisfacción y buenos recuerdos es lo que ayudará a deleitarse a conciencia de la alimentación. Por ejemplo, si tratan de ingerir alimentos que les transporten a gratos momentos vividos.
Estos podrían ser los platos de la abuela, el pan preparado antes de ir a la escuela, lo que suelen comer en la playa o en otros lugares felices. Sin duda, esta sensación impulsará una mejor nutrición y fomentará el equilibro permanente entre las emociones y la comida.
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